- En Otanche, Boyacá, donde la montaña guarda secretos verdes y milenarios, nace una historia de arte, paciencia y precisión: la de Miguel Poveda, un joyero con 25 años de experiencia que transforma las esmeraldas colombianas en auténticas obras de arte.
Si Colombia tiene un símbolo que encierra magia y poder, ese es la esmeralda. Brilla como un pedazo de selva petrificada, como un suspiro de la tierra hecho gema. Pero detrás de ese resplandor hay un viaje silencioso y apasionante que muy pocos conocen: el trabajo del joyero, ese artesano que toma una piedra en bruto y la convierte en un legado que puede cruzar el mundo.
Miguel Poveda es uno de esos artistas del detalle. Lleva más de dos décadas perfeccionando el arte de tallar, pulir y engastar esmeraldas en metales preciosos como el oro y la plata. Su taller es un pequeño santuario donde cada piedra recibe un trato único, casi sagrado. Allí no solo se hacen joyas; se cuenta la historia de un país, de su gente, de su tierra.
“Mi trabajo empieza donde termina el del minero”, dice Miguel con la serenidad de quien ama lo que hace. “Ellos sacan la piedra con el sudor de su frente, y yo la tomo como una semilla para que florezca como joya”. Y así es: con herramientas, paciencia y mucho ojo clínico, Miguel da forma a anillos, dijes, collares y aretes que luego encontrarán su lugar en ferias internacionales, tiendas especializadas y colecciones privadas.
Un arte que representa a Colombia ante el mundo
La joyería con esmeraldas no es solo una actividad comercial. Es un arte que requiere sensibilidad, técnica y respeto por los orígenes. En cada joya que Miguel crea hay una conexión con la montaña, con los mineros que la recorren, con la historia cultural que envuelve esta gema desde tiempos precolombinos.
Además, joyeros como Miguel representan una cadena de valor fundamental en las regiones productoras de esmeraldas. Ellos abren sus negocios todos los días no solo para vender, sino para mostrar con orgullo el talento colombiano, para exhibir piezas únicas que deslumbran por su calidad, diseño y autenticidad. Sus vitrinas son escaparates del alma esmeraldera de Colombia, y sus manos, las que logran que una piedra tenga voz propia.
Otanche: un viaje al corazón verde de Boyacá
Conocer a Miguel es también conocer su entorno. Su historia está tejida al ritmo de Otanche, un municipio que vibra con el palpitar de las minas. Es un destino que invita a ver más allá del brillo y adentrarse en el verdadero significado de la esmeralda: un reflejo de esfuerzo, de herencia y de identidad.
Si estás pensando en emprender una ruta diferente, una que combine turismo cultural, arte y territorio, Otanche y sus joyeros son una parada imperdible. No solo verás esmeraldas: sentirás cómo late la tierra bajo tus pies, y cómo un trozo de ella puede convertirse en legado.
📌 Lewis Te Cuenta
Aquí viajamos para conocer historias que brillan, como las de Miguel Poveda y su talento que talla el alma de Colombia en cada joya.