🌀 Siete calles, una sola alma barranquillera

Esta vez me fui para Siete Bocas, un sector tan singular como entrañable, ubicado en el corazón del barrio El Recreo, en Barranquilla. Su nombre nace del cruce de siete calles que confluyen en una emblemática rotonda, aunque bien podría llamarse «las siete esquinas del alma», porque cada una guarda historias, memorias y movimientos que forman parte del ADN de la ciudad.

Allí comienza uno de los espacios más mágicos de La Arenosa: el Bulevar de la 41, un parque lineal hermoso, extenso, lleno de sombra fresca gracias a sus árboles densos, generosos, que abrigan a quienes lo recorren en busca de tranquilidad, deporte o inspiración. 🌿


💃 Un tributo de bronce al ritmo que nos identifica

Justo al iniciar el bulevar, se alza una obra en bronce que homenajea a la reina del Carnaval: la cumbia. Una pareja eternamente congelada en movimiento nos recuerda ese coqueteo ancestral entre tambora y pollera, entre galanteo y tradición. Las mujeres contonean sus caderas con gracia infinita, y los hombres responden con su mejor paso, en ese baile que no solo entretiene: también cuenta nuestra historia. 🎶


👧👦 Un parque para todos: juegos, sombra y encuentro

El Bulevar de la 41 está pensado para todos. Hay juegos infantiles que contagian de alegría, gimnasios al aire libre donde los vecinos se mantienen activos, y sillas estratégicamente ubicadas bajo la sombra de árboles enormes donde uno puede sentarse a respirar, leer, conversar o simplemente contemplar. Cada rincón invita a quedarse un rato más. 🌞🍃


🏛️ Arquitectura con alma: entre lo antiguo y lo moderno

Caminar por este sector es recorrer un álbum de recuerdos en forma de casas. Casonas imponentes, construidas a mediados del siglo pasado, aún conservan su encanto y su diseño elegante. Esa vieja Barranquilla, que aún late en cada balcón de hierro forjado, contrasta con edificios modernos que no compiten, sino que conviven creando un paisaje urbano lleno de historia y evolución. 🏘️🌆


🗣️ Voces del pasado, miradas al presente

Conversé con vecinos del sector. Con nostalgia en los ojos y orgullo en la voz, recordaban aquellos tiempos donde la cultura reinaba y la inseguridad era casi un mito. Eran épocas de paseos tranquilos, de tertulias en la esquina, de infancia libre y bicicletas al atardecer. «Antes todo era más sano, más nuestro», me dijo un señor mientras barría frente a su casa. Y yo solo pude asentir. 🕊️


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