📜 Donde Bolívar dejó su sombra
Mi recorrido comenzó en la esquina de la Casa Molinares, un lugar que guarda uno de los últimos suspiros del Libertador. Allí, Simón Bolívar pasó 40 días antes de su muerte en Santa Marta. Venía desde Soledad, y en esta casa halló reposo antes de seguir rumbo a la Quinta de San Pedro Alejandrino. En la esquina, un cañón verde —hoy reemplazado por una réplica deteriorada— recuerda su paso. El original, restaurado, se encuentra ahora en la Plazoleta del Paseo de Bolívar, como un guardián silencioso de la historia.
📚 El corazón de los libreros
Entré al Centro Cultural del Libro, un refugio para los vendedores que antes resistían al sol y al ruido de la calle. Allí, entre estantes que huelen a papel y polvo de años, hablé con quienes aún creen en la magia de leer. Ellos me confesaron que Internet les ha robado clientela, pero todavía hay quienes buscan el calor de las páginas impresas. Una compradora habitual me dijo que, más que un pasatiempo, para ella leer es un viaje que ningún dispositivo puede reemplazar.
⛪ San Nicolás: campanas que cuentan siglos
Frente a mí se alzó la Iglesia de San Nicolás de Tolentino, imponente y serena. Desde 1629, cuando apenas era una capilla de madera y paja, ha visto crecer la ciudad. Fue el sacerdote Luis Suárez quien, en 1730, impulsó la construcción en ladrillo y teja, erigiendo un templo que aún hoy preside la plaza como una madre vigilante.
👞 Zapatos con historia y goles
A pocos pasos, los zapateros trabajan con paciencia de orfebres. Me contaron que un día arreglaron un par de guayos de Falcao, sus «botines de la suerte». Tras su reparación, el goleador anotó, y ellos guardan la anécdota como un trofeo invisible, orgullosos de su aporte al fútbol y a la tradición artesanal.
🏨 Gabo y las noches barranquilleras
Caminando descubrí el hotel donde se hospedó Gabriel García Márquez en los años 50, cuando escribía para El Heraldo. Imagino que entre esas paredes se gestaron frases que luego viajarían por el mundo, cargadas del realismo mágico que también respira Barranquilla.
🎶 Calles que cantan
Estas calles huelen a pasado: a bohemia, a tangos y cumbias, a vallenatos y salsa. Sus paredes son libros abiertos donde el viento pasa las páginas. Aquí la historia no se lee… se escucha, se baila y se vive.
Si quieres que este viaje continúe y podamos seguir contando la historia viva de nuestra ciudad, considera hacer una donación. Tu aporte es el combustible para más aventuras como esta.