Crónica de un mercado que ya no está
📍 Un vacío en la calle 59
Barranquilla siempre ha sido una ciudad en movimiento, pero no todo cambio deja la misma sensación. En la calle 59, entre carreras 43 y 44, por años vivió el Mercadito de Boston: un conjunto de casetas donde el olor a pescado fresco, las voces de los vendedores y las montañas de frutas y verduras formaban parte del paisaje cotidiano.
La última vez que pasé por allí me llevé una sorpresa que me dejó inquieto: todo había desaparecido. Ni casetas, ni toldos, ni voces. Solo el eco del recuerdo y un espacio vacío.
🛒 El fin de una tradición
Los vecinos me contaron la historia: junto al mercado, un inmenso lote fue comprado para levantar un complejo habitacional. A los propietarios de las casetas los indemnizaron, y tras la mudanza, todo fue demolido. Cemento, ladrillo, lata y madera… nada quedó. El Mercadito de Boston, ese pequeño rincón de tradición barranquillera, se convirtió en polvo y silencio.
🏚️ Un paseo por la nostalgia
Aproveché para dar la vuelta a la manzana. Me encontré con casas que, aunque no son de la época más antigua, guardan la elegancia de la Barranquilla que creció a mediados del siglo pasado. Sin embargo, también vi ausencias: una gran compra y venta de taxis que antes bullía de actividad, ahora no es más que un parqueadero vacío, con ese aire melancólico que dejan los negocios cuando bajan su cortina para siempre.
🔄 Lo que se movió y lo que se perdió
En mi recorrido también descubrí que Megatiendas había cambiado de ubicación, y que el Surtifruver —famoso por sus frutas y verduras frescas— ya no estaba, ahora la Distribuidora PePe tiene sus artículos en el sitio y aunque se ve hermosa, extraño llegar y comprar las frutas en ese sitio.
La calle, que antes era un hervidero de comercio, ahora muestra nuevos rostros, pero también huecos que no se llenan con facilidad. Barranquilla sigue mutando, como siempre, pero cada cambio deja huellas invisibles en quienes la caminamos.
🔚 Volver al punto de partida
Terminé mi recorrido en el mismo lugar donde lo comencé. No es común en mis programas, pero esta vez tenía sentido: cerrar el círculo, volver al vacío donde antes latía un pedazo de ciudad. El Mercadito de Boston ya no volverá, y con él se va otra página de la historia urbana de Barranquilla.
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