🌆 Un paseo por el corazón antiguo de la ciudad

Esta vez me fui para la zona histórica y colonial de Maracaibo, un sector que parece detenido en el tiempo. Caminar por estas calles es adentrarse en una postal viva, donde las casonas coloniales y republicanas cuentan, en silencio, las historias de una ciudad que floreció entre el comercio, la cultura y la fe.

Las fachadas coloridas, los balcones de hierro forjado y los techos de tejas antiguas hacen que cada esquina tenga su encanto propio. Algunas de las construcciones dejan ver los materiales originales —ladrillo, piedra y madera— como una muestra del arte y la destreza de los constructores de la época.


⛪ La Iglesia de Santa Bárbara: historia a la vista

Pasé frente a la Iglesia de Santa Bárbara, una joya arquitectónica que conserva sus tradicionales colores azul y blanco. Lo que más me llamó la atención es que una de sus paredes laterales no está pintada, no por descuido, sino por decisión: así los visitantes pueden observar cómo fue construida piedra a piedra. Es una especie de ventana al pasado, un gesto para que la historia no se olvide.


🎭 Teatro Baralt: donde nació el cine venezolano

Un poco más adelante me encontré con el Teatro Baralt, una joya de la época republicana. Su historia se remonta a 1839, cuando se levantó el primer escenario, y en 1883 fue reconstruido con un estilo neoclásico que marcaría una época.
En 1897, este emblemático lugar fue sede de la primera proyección de cine en Venezuela, un hito que lo convirtió en cuna del séptimo arte en el país.

El edificio actual, con una mezcla de estilos neoclásico y art déco, fue inaugurado en 1932 por el arquitecto León Jerone Hoet. Luego de años de deterioro, fue restaurado y reabierto en 1998. Desde 1981, el Teatro Baralt es Monumento Histórico Nacional, un título más que merecido para este ícono cultural.


🙏 La Catedral de Maracaibo: fe y legado

Mi siguiente parada fue la Catedral de Maracaibo, dedicada a San Pedro y San Pablo. Su historia comienza en 1585 como una iglesia parroquial, y fue designada oficialmente como catedral en 1897.
A lo largo de los siglos ha vivido varias transformaciones, incluyendo una gran reconstrucción en 1818, hasta alcanzar el título de arquidiócesis metropolitana en 1965.

En su interior se guarda una de las devociones más queridas del pueblo zuliano: el Cristo Negro de San Alfonso, una talla colonial que inspira respeto y recogimiento. Entrar a este templo es respirar historia y fe en su máxima expresión.


🏛️ Plaza Bolívar y sus ninfas de bronce

Mi recorrido culminó en la Plaza Bolívar de Maracaibo, rodeada de edificios imponentes como la Gobernación del Zulia y el Palacio Legislativo, ambos restaurados y con un encanto propio del siglo XIX.

En el centro de la plaza, el Libertador vigila sereno mientras a su alrededor descansan cuatro ninfas de bronce, traídas desde París. Cada una representa una fuerza económica que dio forma al Zulia del pasado: la industria, el comercio, la agricultura y la marina. Sus pedestales adornados con gárgolas en forma de sátiros les dan un toque místico que contrasta con la elegancia del conjunto.


💛 Un legado que vive en sus calles

Maracaibo es una ciudad que vibra entre lo antiguo y lo moderno. Su zona colonial no es solo un testimonio del pasado, sino una lección viva de cómo la historia, la cultura y la arquitectura pueden convivir en armonía.

Cada calle, cada muro y cada plaza guarda una historia. Y recorrerla fue una experiencia que reafirma lo que siempre he dicho: los lugares hablan, solo hay que detenerse a escucharlos.


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