🏙️ Un viaje al pasado entre vitrinas y memorias
Sigo recorriendo Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia y uno de esos lugares donde las calles no solo conectan barrios, sino épocas. Esta vez decidí caminar por la carrera quinta —también conocida como la avenida Campo Serrano—, una vía que late con fuerza entre el comercio, el patrimonio y la identidad samaria.
https://youtu.be/wN9OKe6_wbY
Desde temprano, los locales se llenan de emprendedores que, con esfuerzo y alegría, levantan sus cortinas para recibir a propios y turistas. Me conmovió ver cómo, en medio de este dinamismo moderno, todavía se conservan joyas arquitectónicas que relatan historias silenciosas: mansiones con balcones de hierro forjado, vitrales coloridos, columnas de otro siglo y… una reliquia que me detuvo el paso.
⏳ La farola de las águilas: una joya que resiste el tiempo
En una esquina de esta avenida encontré algo que nunca antes había visto: una farola ornamental con reloj, coronada por águilas de metal. Cuatro relojes custodian el paso del tiempo, testigos firmes de la historia de la ciudad. Investigando un poco, supe que data de principios del siglo XX. ¡Qué maravilla! Ojalá permanezca allí, firme, recordándonos que el valor de una ciudad también está en sus detalles, en esos objetos que nos conectan con sus raíces.
📚 Una calle, una vida, una memoria
Lo más emotivo del recorrido fue comenzarlo justo en la calle de mi antiguo colegio. Allí cursé noveno grado… hace 36 años. Caminar por ese mismo lugar despertó una avalancha de recuerdos: los uniformes, los recreos, las carcajadas y hasta los nervios de las evaluaciones. Santa Marta me regaló un viaje no solo físico, sino profundamente personal.
La carrera quinta no es solo la arteria comercial más importante de la ciudad; es también un espejo de lo que ha sido y de lo que aún puede ser. Recorrerla, narrarla y compartirla ha sido sencillamente genial.
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