La tragedia más grande en la historia de Colombia sigue viva en la memoria de quienes sobrevivieron. Esta vez decidí que fueran ellos, los protagonistas, quienes contaran lo ocurrido aquella noche del 13 de noviembre de 1985, cuando una avalancha de lodo y piedras borró del mapa a toda una ciudad. Encendí la cámara y escuché… me limité a preguntar de vez en cuando, porque sus recuerdos, sus vivencias y la manera en que narraban lo sucedido eran estremecedores.

Por eso viajé hasta Armero Guayabal, el municipio que recibió a miles de sobrevivientes, hombres y mujeres que llegaron con el alma herida, con el dolor de haber perdido a un ser querido. Allí, en medio de calles llenas de silencios y recuerdos, encontré historias que no se olvidan.


🕊️ Luis Ricardo: la vida en un instante

En el barrio Siuzo, frente al parque, conocí a Luis Ricardo Perdomo. Interrumpió la tertulia con sus amigos para contarme cómo sobrevivió. El horror lo marcó: ver tantos vecinos muertos y, sobre todo, perder a su hermana. Él se salvó porque un día antes su padre lo llevó consigo. «Fue por obra y gracia de Dios», me confesó.


💔 Celia María: sueños que mantienen la esperanza

Celia María Cruz vive con una herida que nunca cierra. La tragedia le arrebató a su esposo, pero en sus sueños lo ve, como si su subconsciente se negara a dejarlo ir. No recuerda lo que le dice, pero cada vez que lo sueña amanece con una sonrisa, convencida de que sigue vivo en su corazón y en su alma.


👧 Luz Marina: la niña que no quiso ser perdida

A los 14 años, Luz Marina fue testigo del horror cuando la avalancha le arrancó a su padre de las manos. Nunca volvió a saber de él. Por poco se convierte en una de las víctimas conocidas como «Los Niños Perdidos de Armero», pues un helicóptero quiso llevarla sin su madre. Con valentía amenazó con lanzarse al vacío, y gracias a su determinación logró que rescataran a su mamá. Pero no todos tuvieron esa suerte: alrededor de 600 niños desaparecieron para siempre.


😢 Jaime Cortez: el dolor que no se borra

La tragedia le arrebató a su abuelita, quien había sido llevada al primer piso del Hospital San Lorenzo por problemas de salud. El lodo cubrió ese lugar y se la llevó para siempre. Aún hoy, 40 años después, Jaime llora al recordarla. Además, recuerda cómo, en medio del dolor, muchos oportunistas se aprovecharon de las ayudas que nunca llegaron a los verdaderos necesitados.


❤️ Martha González: el amor en medio de la tragedia

En medio de tanta desolación, también surgió una historia luminosa. Martha González recuerda cómo conoció a un joven en el pueblo, pero fue en las carpas de damnificados donde sus vidas se cruzaron de verdad. Allí, entre lágrimas, nació una historia de amor que aún resiste el paso del tiempo.


✨ La memoria viva de Armero

Estas son las historias contadas por quienes vivieron la tragedia, relatos que estremecen, que conmueven y que nos recuerdan la noche en que Colombia perdió a toda una ciudad. Historias de dolor, pero también de resistencia y amor, que siguen vivas a casi 40 años de aquel 13 de noviembre de 1985.

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