Un lugar que respira historia 📜

Hoy mi recorrido me llevó a un sitio lleno de símbolos, mitos y recuerdos: el Cementerio Central de Bogotá. Entrar a este lugar no es simplemente visitar tumbas, es atravesar un portal hacia la memoria de Colombia.
Las esculturas y mausoleos, muchos de ellos verdaderas obras de arte, reflejan la opulencia de otras épocas y narran silenciosamente la grandeza de quienes allí reposan. En cada esquina se siente el peso de la historia.

En su interior descansan personajes como Gonzalo Jiménez de Quesada, fundador de la capital; Francisco de Paula Santander, el Hombre de las Leyes, y también líderes políticos, artistas, poetas y pensadores que dejaron huella en el país. Incluso me detuve frente a la tumba de Miguel Uribe, un joven cuya muerte reciente estremeció a muchos. Estar allí fue sentir que la historia no es solo pasado, sino también presente.

Un recorrido privilegiado 🚪

Aunque el sector histórico estaba cerrado, tuve la fortuna de obtener un permiso especial para ingresar. Allí, frente a las tumbas de varios expresidentes, comprendí la magnitud de este espacio. No era un simple cementerio: era como caminar por capítulos vivos de la historia colombiana, todos reunidos en un solo lugar.

Este camposanto, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 1984, fue diseñado en 1836 y abrió sus puertas cuatro años después, tras la muerte de Santander. Con su imponente ingreso neorrománico y la elipse central, se convirtió en el último hogar de los personajes que moldearon el rumbo del país.

Entre mitos y leyendas 🌙

El Cementerio Central no solo guarda cuerpos, también guarda misterios. En Bogotá se habla de rituales de hechicería y de almas que no encuentran paz.


Me llamó especialmente la atención una esquina destinada a las ánimas perdidas. Allí encontré veladoras encendidas y vasos de agua. La gente asegura que esas almas llegan con sed y consumen ese líquido en silencio. En ese momento, una extraña energía recorrió el ambiente, como si las historias cobraran vida ante mis ojos.

El olvido que duele 💔

Entre tanto monumento, uno me llenó de tristeza: la tumba de Francisco de Paula Santander. Su mausoleo, que debería resplandecer en honor al prócer, carece de lápida. Fue arrancada, quizá por manos inescrupulosas que quisieron un «trofeo». Más doloroso aún es que, décadas después, las autoridades no la hayan reemplazado. Estar allí, frente a ese vacío, es sentir que como sociedad seguimos fallándole a nuestra memoria.

Un viaje al alma de Bogotá 🕯️

Caminar el Cementerio Central de Bogotá es adentrarse en un lugar que mezcla lo solemne, lo artístico y lo místico. Es imposible salir indiferente: allí están los cimientos de nuestra historia, la grandeza de quienes nos antecedieron y también la fragilidad humana que nos recuerda que, al final, todos compartimos el mismo destino.


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